viernes, 23 de julio de 2010

5º Capítulo. La pelea

Capítulo 5. La pelea.

Al cabo de dos días la madre de Lía se dio cuenta de que Lía ya no estaba enferma, así que la obligó a ir al instituto.
-Mañana irás al instituto. No puedes permitirte perder más clases. –La miró con esa mirada estricta que usan las madres y después la dejó sola en su habitación.
No quería ir al instituto… pero no podía fingir todo el tiempo estar enferma.
Suspiró y se tumbó en la cama mirando al techo. Ese día se notaba especialmente tensa, como si alguien la espiara, la observara, esperando a que hiciera algo...
Era una sensación que nunca había experimentado, hasta ahora claro.
Cerró la ventana y bajó la persiana rezando para que esa sensación desapareciera, pero no lo hacía. Y cada vez que cerraba los ojos volvían a aparecer esos ojos plateados que tanto miedo le daban…
Estaba intranquila… y se repetía mil veces que todo había sido una alucinación a causa de la fiebre. Pero ese razonamiento ya no la tranquilizaba… porque sabía en el fondo de su ser que no había sido una alucinación. Ella había estado allí, en esa habitación sin ventanas junto a ese hombre de ojos plateados que hablaba con una persona acerca de Athan. Pero aunque su ser le dijera que no había sido una alucinación, su cabeza le decía lo contrario. Así que no le comentó nada a Dave. No quería asustarlo ni liarlo… aunque tampoco estaba segura de si Dave la creería… ¿Tendría miedo Lía a que Dave la tomara por loca?
Lía negó con la cabeza ante esos pensamientos. Nunca le había importado lo que pensaran de ella los demás y ahora tampoco le importaría… si no se lo contaba era porque… no estaba al 100 % segura de que fue real.
Necesitaba relajarse, así que cogió su cuaderno de dibujo y se puso a dibujar un gatito. Le encantaban los gatitos, y anteriormente tuvo muchos… Pero su madre era alérgica, y como era ella la que cuidaba a los animales le prohibió traer más a casa.
Empezó a dibujar. Quería continuar pero los ojos se le cerraban… tenía sueño… pero no dejó de dibujar. Aunque tenía sueño y tenía los ojos cerrados seguía dibujando.
Hasta que no pudo más y se rindió.
Al cabo de 1 hora su madre tocó a la puerta y la abrió suavemente.
-Lía… Despierta hija. Son las 7 de la tarde. –Dijo su madre lentamente para que su hija entendiera todas las palabras. Lía solo asintió, se giró y continuó durmiendo.
-Ya me lavo la cara mamá. –Dijo Lía en sueños.
La madre de Lía se acercó y le acarició el rostro mientras observaba lo que tenía Lía en las manos.
-Lía… ¿Qué haces durmiendo encima del cuaderno de dibujo? –Dijo su madre mientras le quitaba el lápiz y el cuaderno de las manos. –Vaya… esto es… increíble. –Dijo refiriéndose al dibujo que había hecho Lía.
Lía por fin se levantó y se frotó los ojos.
-Sí… es un gatito que me encontré el otro día por la calle. Ya que no me los puedo traer a casa los dibujo. –Contestó Lía aún con voz ronca.
-¿Gatito? –Preguntó su madre. Lía la observó y le quitó el cuaderno de las manos.
En cuanto vio el dibujo, sus manos empezaron a temblarle y todo el vello de su nuca se erizó.
-Eh eh Lía… ¿Qué ocurre? De repente estas pálida. –Dijo su madre tocándole el cabello. –Si has dibujado unos ojos preciosos. Un poco siniestros la verdad… pero al fin y al cabo preciosos.
Lía no contestó. Simplemente se quedó mirando esos ojos… esos ojos plateados… ¿Cuándo los había dibujado?

Athan se acercó a Reisa.
-¿Tú te ocuparás de Dianthe? –Preguntó Athan con una ceja arqueada.
-Sí. –Asintió Reisa segurísima de si misma.
-¿Cómo?
Reisa iba a continuar pero el sacerdote los interrumpió.
-Reisa, Athan –Dijo mirándolos a los dos. –Iros a hablar a otro lugar. Os recuerdo que el ejército oscuro esta invadiendo el pueblo. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Khon y yo saldremos fuera y ayudaremos a los heridos, -Continuó el sacerdote mirando ahora a Khon. –Dejar en un lugar seguro a la princesa y Athan… tú ya sabes cual es tu responsabilidad.
-¡Espera! –Exclamó Reisa sujetándolo de la espalda para que no se fuera. –Yo quiero luchar… -agachó la cabeza y apretó el puño. –Yo quiero luchar como lo hicieron mis padres.
El sacerdote la miró un momento y luego contestó:
-Eso tendrás que hablarlo con Alexander, es él el que dirige las filas de combate. –Reisa apretó los dientes pero no contestó. Sabía que Alexander nunca le dejaría luchar.
El sacerdote y Khon salieron del templo y Athan volvió a fijar su mirada en ella.
-¿Cómo? –Volvió a preguntar.
-Conozco un lugar… -Tragó saliva antes de continuar. – Un lugar poblado por brujas. Ellas son las únicas capaces de mantener a la princesa en un lugar seguro. Pero…
-¿Pero…? –Preguntó Athan cada vez más exasperado.
-Pedirán algo a cambio.
Athan asintió.
-Lo que sea. –Dijo con voz firme. –Guíanos Reisa. Llévanos junto a las brujas.
Reisa asintió y salieron los tres por la salida de atrás del templo.


Dave se despertó aturdido como de costumbre.
El soñar con Reisa, Athan, el sacerdote etc… le recordaba a Lía.
Quizás porque era a la única persona que le había confesado sus extraños sueños… o quizás por otra cosa… Si era otra cosa no se puso a pensar en ello, más que nada porque eran las siete y media de la mañana y su mente aún iba muy despacio.
Ya era miércoles y Lía había faltado dos días a clase. Debía admitir que estaba un poco enfadado con ella, porque Lía le prometió que le llamaría para contarle como estaba, pero no lo hizo. Aunque no le dio mucha importancia… porque sabía que Lía era diferente y que hacía lo que le daba la gana sin preocuparse mucho por los demás.
Entonces lo notó. Notó como si alguien lo observara desde algún lugar.
Se giró pero no vio a nadie. Se levantó de la cama y se asomó a la ventana. Nadie.
“Estoy paranoico” Se dijo a si mismo. Se vistió y salió de su habitación.

Lía entró en clase y se sentó en su pupitre.
Aunque faltara una semana, sus compañeros ni se inmutaban que estuviera allí, y si lo hacían, no tenían interés por saber que le había sucedido, así pues nadie se acercó a preguntarle que le había ocurrido.
Tampoco le importaba. Si algún compañero suyo faltara a clase, ella no se acercaría a preguntarle que le había sucedido, simplemente porque no le importaba.
Le gustaba saber que los inútiles de su clase no la molestaban. Porque eran inútiles. Solo pensaban en salir a emborracharse, enrollarse con chicas diferentes cada día y cotillear sobre cualquier cosa. Además de la forma de vestir. Todas iban igualitas, a la moda. Si en la tele decían “ahora se lleva esto” al día siguiente todas las de su clase iban con esa prenda de vestir. Era ridículo. Lía observó su ropa un momento.
Ella vestía normal. Intentaba que la ropa fuera cómoda y sencilla… No se fijaba si iba a la moda o que.
-¡Lía! –Exclamó Dave haciendo que todos los compañeros de su clase se giraran y los miraran. -¿Te has recuperado ya?
A lía le incomodaba que la miraran… aunque sabía que no la miraban a ella sino a la situación. ¿Qué hacía un chico gracioso listo y guapo hablando con Lía? Si… era eso por lo que los miraban… Y eso la cabreó. Se levantó de la silla y gritó.
-¡¿Qué pasa?! ¿Se les perdió algo que no dejan de mirar? –Lisa y sus amigas cuchichearon algo bajito pero nadie contestó. Se giraron y volvieron a ignorarlos.
Lía se sentó y miró a Dave.
-¿Te has quedado a gusto? –Preguntó Dave arqueando una ceja.
-Pues ahora que lo dices… Sí –Contestó.
-No hace falta que me contestes si te has recuperado ya –Continuó Dave sin apartar la mirada de los ojos de Lía. –Esta claro que estas recuperadísima.
Lía asintió pero no le devolvió la sonrisa a Dave. No le apetecía sonreír.
Dave se sentó a su lado y empezó la clase de Ingles.
Cuando salieron al patio Dave, como de costumbre, le contó que había soñado.
Lía no comentó nada. Se limitó a asentir.
-Estas más pálida de lo normal hoy Lía –Dijo Dave observándola con preocupación.
Lía tardó en contestar. ¿Qué le iba a decir? ¿Qué había tenido una alucinación con un hombre que tenía ojos plateados que le causaba miedo? ¿Qué ese hombre sabía quien era Athan y también sabía que este debía que partir a otro mundo para encontrar a los elegidos?
No. Estaba segura de que no la creería. No se lo creía ni ella así que…
Suspiró e intentó inventarse algo.
-Emm me ha bajado la regla. –Dijo Lía casi sin pensarlo. Era una excusa ideal, así Dave no haría más preguntas.
-Ah vale. –Contestó Dave desviando la mirada.
Estaba apunto de sonar el timbre y Lía quería ir antes a la taquilla a recoger su mochila pero algo la detuvo.
“Otra vez esa sensación” Pensó. Se estremeció y se giró un momento para ver si alguien la observaba.
Para su asombro Dave también se giraba para la misma dirección que ella.
-¿Lo notas? –Susurró Dave. – ¿No notas como si alguien te espiara?
-¿Tú también lo sientes? –Dijo Lía asombrada.
Dave fijó su mirada en ella y asintió.
-Desde ayer.
-No se que es… pero esta sensación no me gusta… me siento espiada, observada… como si él nos estuviera mirando. –Ante esa revelación Dave la miró extrañado.
-¿Él? –Preguntó Dave. Lía se maldijo internamente e intentó rectificar.
-No… no quise decir él… en fin… no se quien nos podría estar espiando… en realidad no se porque he dicho él… -Mientras hablaba miraba hacia el suelo. Se volvió a maldecir… “mierda no se mentir” apretó los dientes y esperó a la respuesta de Dave… estaba segura de que no se tragaría ese rollo.
-Esta bien –Contestó Dave. Lía le miró interrogante pero enseguida cambió de cara.
-Sí –Afirmó con una sonrisa. –Emm va a tocar el timbre… será mejor que vaya a recoger la mochila de la taquilla lo antes posible… si no luego será imposible con tanta gente por el pasillo.
Dave asintió y se despidieron. Lía no se giró para mirarle.
“Pues… al fin y al cabo no miento tan mal” Pensó Lía mientras se adentraba en los pasillos del instituto.

Dave suspiró y fijó otra vez su mirada hacia la esquina del patio. Nadie le observaba… pero el sentía que había alguien ahí mirándole y espiándole.
Se estremeció. Lo más extraño de todo, es que a Lía le sucedía lo mismo… y eso era extraño. Dave pensaba que estaba loco, hasta que Lía le confesó que ella también se sentía observada… O quizás estaban los dos locos. Rió ante ese pensamiento, pero rápidamente cambió de semblante.
Dave no era tonto, él sabía que Lía le ocultaba algo. Y eso le dolía, porque él le había contado todo a ella, nunca le ocultaba nada… pero parecía que no era suficiente para conseguir la confianza de Lía.
“Él…” Pensó Dave. ¿Quién sería él? Si Lía no se lo contaba, nunca lo averiguaría. ¿Debía preguntarle quien era él? Dave temía que si se lo preguntara ella se enfadara por meterse en sus cosas… Las chicas eran muy difíciles de comprender y no tenía ganas de meter la pata. Volvió a suspirar y se levantó.
A lo lejos divisó a Dani, el chiflado que le pegó un balonazo, con Lisa en un banco.
No quería espiarlos, ni mucho menos observarlos, pero sucedió algo extraño y no pudo evitar mirar la situación.
Lisa se levantaba y le gritaba algo, mientras Dani la cogía de las muñecas y le gritaba. Lisa consiguió soltarse y le pegó una bofetada a Dani en la cara.
Entonces Dave tuvo un mal presentimiento. Y el mal presentimiento fue certero, porque Dani se giró y lo observó aún con la mano en la cara. Le miraba con odio y rabia. Dave apostó a que Lisa y Dani habían cortado y ahora Dani se pensaba que la culpa era suya.
Y como si Dave fuera adivino, Dani se acercó a él y le dijo:
-¿Y tú que miras? –Dijo sacándose la mano de la cara y dejando a la luz la marca roja que le había hecho Lisa. – No te bastó con el balonazo ¿no?
Dave intentó pensar con claridad. Dani era una fiera, un hombre de 1,90 fuerte y enrabiado. Si no huía sería capaz de matarlo.
-n…no –Balbuceó –Quiero decir… ¡Sí! –Rectificó Dave. Pero para su mala suerte, Dani se pensaba que le estaba vacilando.
¿Me estas vacilando? –Dicho y hecho. –Mira chaval, estoy seguro que Lisa me ha dejado por tu culpa… A mí nunca me había dejado una tía. –Iba a continuar hablando pero Dave le cortó.
-Siempre hay una primera vez. –Dijo Dave. Cuando lo dijo se maldijo. “¿Qué he dicho?” pensó.
Dani le miró un momento y cambió de cara. Si ya estaba enfadado ahora… estaba aún más.
“Muy bien Dave… eres sadomasoquista…”
Dani le cogió de la camiseta dispuesto a pegarle un puñetazo, y efectivamente se lo pegó.
Dave tardó en reaccionar. Cuando volvió a abrir los ojos, notó un fuerte dolor en la nariz. Se la tocó y se miró la mano. Sangre.
Dani le había tirado al suelo y puso su pie encima de su cabeza.
- ¡Haber si te ríes ahora! –Gritó Dani.
Dave no se lo podía creer. La gente había hecho un círculo alrededor de ellos y animaban a Dani a que le pegara una paliza. Nadie, absolutamente nadie, le ayudaba.
Su respiración era entrecortada. “¿Y los profesores?” Pensó. Estaba solo. Y si no se defendía, no solo acabaría con la nariz rota.
Se levantó a duras penas y le miró.
Se secó la sangre de la nariz y escupió en el suelo dejando una marca de sangre y saliva.
-Jajaja –Se rió falsamente Dave. Todos alrededor se quedaron boquiabiertos. Era la única persona que había vacilado a Dani dos veces. La gente calló y ya no animaban, simplemente observaban asustados.
Dani se puso rojo de la rabia y se lanzó hacia él como si de un toro se tratara.
Dave intentó esquivarlo, pero no pudo. Cayeron al suelo los dos mientras Dani le sujetaba de los hombros inmovilizando.
Entonces Dani empezó a pegarle puñetazos en la cara. Uno, dos, tres…
A cada golpe que Dani le daba, Dave empezaba a visualizar, como tantas veces lo hacía en sueños, a Reisa, Athan y la princesa. Le dolía la cabeza y notaba unos fuertes palpitos. Cuando los abrió se quedó anonadado. ¿Todo iba a cámara lenta?
“No puede ser…” Pensó. Vio la cara enfurecida de Dani y como movía su brazo lentamente para pegarle un puñetazo. Se giró y observó a la gente. Todos se movían muy lentamente, ¿Qué había pasado? Intentó escuchar algo, pero no pudo. En su oído el único sonido que retumbaba era los fuertes palpitos de su cabeza.
Cuando volvió a fijar sus ojos en los de Dani se dio cuenta de que estaba apunto de pegarle otro puñetazo. Pero esta vez, si lo vino venir. Levantó la mano y sujetó la de Dani. Todo iba a cámara lenta, todo era más fácil. Dave sonrió ante ese descubrimiento.
Le sujetó el brazo y con el otro que tenía libre se lo quitó de encima.
Dave se levantó y miró a la gente. Si todo iba a cámara lenta, pero él se movía normal… ¿Quería decir eso que, a los ojos de los demás, él se movía muy rápido?
Esperó a que Dani se levantara. Cuando lo hizo, enfurecido, volvió a lanzarse sobre él, pero esta vez Dave pudo esquivarlo y con tiempo de sobra. Le pegó un golpe en la nuca y Dani calló al suelo. Dave esperó, pero Dani no se levantaba. Se miró la mano y descubrió que, alrededor de ella, la envolvía un resplandor azul. La gente se acercó horrorizada hacia Dani mientras le miraban como a un monstruo. Y Dave se sintió eso, un monstruo. Quería huir. Quería esconderse. Era un monstruo y había matado a Dani. Quiso moverse, quiso decir algo, pero su cuerpo no le obedecía. Las piernas le temblaban y los palpitos de la cabeza eran cada vez más fuertes. Lo último que notó fue como caía en algo duro y frío. Lo que no supo Dave, es que sí había alguien que le observaba, y que sonreía siniestramente desde otro mundo… desde Ganer.

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